El calendario que utiliza la Iglesia no es igual al de los meses del año; esto es así porque el centro del año cristiano es Jesús y organizamos el tiempo según las fiestas que celebramos sobre su vida, la de María o la de los santos.
Empezamos el año o ciclo litúrgico preparando la Navidad, con el Adviento, y después de conocer pocas semanas lo que es el Tiempo ordinario preparamos la Pascua mediante la Cuaresma, sin olvidar que en medio de ellas dos se cuela la semana más importante del año: la Semana Santa.
Cada tiempo tiene su color, sus características, sus adornos, sus celebraciones, sus cantos y sus detalles especiales que es importante que conozcamos y aprovechemos.
También es necesario conocer la duración de los tiempos, igual que el cálculo de sus comienzos y finales, que siempre tienen un sentido y que, en su mayoría, cambian de un año para otro porque no dependen de fechas numéricas fijas.
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